
El caso es que The verve me llamaban poderosa y extrañamente la atención. Tanto, que terminé buscando, escuchando y comprando su anterior disco A northern soul, lástima que uno luego preste sus cosas a quien no debe. Por desgracia el grupo se separó entonces, y lo que hizo Richard Ashcroft en solitario (A song for the lovers aparte), no me llamó tanto la atención en aquella época.
Hace cuatro años, la banda sacó un grandes éxitos y entonces los recuperé. No sólo eso, sino que me enteré de que tenían un disco anterior, A storm in heaven, del 92, todavía más etereo y psicodélico que A northern soul. Y yo encantado de la vida, lisérgico perdido doce años después.
Quizás el hecho de recuperar a The verve hace cuatro años me haya influenciado para que al escuchar el nuevo disco de la banda no lo perciba tan anclado en el pasado, aunque en realidad lo está. Y es que prácticamente repiten el esquema y el sonido con el que nos dejaron hace una década, canciones bonitas o más accesibles mezcladas con temas largos y desarrollos psicodélicos. Sit and wonder, Love is noise y Rather be, son una buena muestra del primer tipo de canciones (las bonitas y accesibles) y abren el disco con bastante fuerza. Luego llegan Judas y Numbness, de las largas y psicodélicas. Judas es preciosa, sin más, con las arpas, las guitarras acuosas, el piano, el reverb, los falsetes, los coros, para tumbarse en el césped al sol con una suave brisa y dejarse llevar. Numbness es sucia, machacona y deprimente, perfecta como contrapunto. I see houses, melódica e instrumentalmente es la más parecida a lo que ha hecho Ashcroft en solitario (me recuerda totalmente a Check the meaning). Noise epic es tremenda, ocho minutazos de rock sucio y ruidoso, con un potente bajo y con un final in crescendo, que termina en una explosión de guitarras con Richard Ashcroft desgañitándose. Valium skies pone el contrapunto necesario después de Noise epic, siendo la canción más amable, pero también más insustancial del disco. Y Columbo supone la continuación del bache abierto por Valium skies. Una lástima, porque Appalachian springs, es uno de esos temas emocionales que cierran perfectamente cualquier disco, pero que se ve empañado por el bajón de los dos temas anteriores.
The verve nunca superarán Urban hymns (nunca digas nunca) y les falta engrasar un poco la maquinaria, pero no puedo decir que haya sido un retorno desastroso.
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