
Siguiendo con la serie de reflexiones musicales, después de disertar sobre el concepto de disco y dudar de la utilidad de las preescuchas de 30 segundos, ahora es el turno del precio de la música.
Partamos de que un CD de música es un producto de consumo de segunda categoría (incluso de tercera), vamos, que no es vital comprarlos. Teniendo en cuenta esto, es lógico pensar que la gente dejará de comprar CD's de música cuando consideren que tienen un precio por encima del cual estarían dispuestos a pagar, como cualquier otro producto. Y aquí llegamos al quid de la cuestión: ¿cuál es el precio justo de un CD?
Repuestas a esta pregunta hay tantas como personas en el mundo, pero si algo ha influido de forma generalizada en este asunto, ha sido Internet. Como ya comenté, la industria musical se ha dedicado a ignorar deliberadamente el potencial de Internet, en lugar de aprovechar las posibilidades de promoción y distribución de este medio, han ido en su contra volviéndose más proteccionistas si cabe con la música que venden. Craso error.
La gente no es tonta, ¿para qué van a pagar por algo que pueden conseguir gratis?, ¿para qué van a comprarse un CD entero, si sólo quieren dos canciones? De repente aparecieron las redes p2p y con el tiempo se han convertido en una competencia imbatible. Si a finales de los 90, con el inminente boom de Internet y el Napster como única red p2p, las discográficas hubieran optado por montar un servicio de descargas de calidad a un precio razonable, otro gallo cantaría. Por aquel entonces podrían haberle hecho sombra al Napster atacando en sus puntos débiles: la lentitud de las descargas, al depender de la velocidad de subida de los demás usuarios; y la calidad de los archivos, con frecuentes falsificaciones y bitrates bajos para evitar archivos muy pesados. Podrían haber ofrecido una velocidad de descarga mucho mayor y en consecuencia una calidad de sonido mejor, con la seguridad de que lo que estás bajando no es otra cosa. Podrían haberse adueñado de un mercado inminente y con infinitas posibilidades.
Pero en lugar de eso, se dedicaron a encarecer los discos a base de rellenarlos con mil y un extras, DVD's, packagins rocambolescos, etc. Muy bien, la gente está dejando de comprarte discos porque son caros y puede conseguir la música que quiere por otros medios, y tú vas y los encareces más... eso es visión de futuro, sí señor. ¿A qué viene tanto extra y tanto packagin? ¿No ves que la gente se compra los discos en el top manta, que pasa de extras, pasa de packagins y pasa de todas las excusas que quieras añadirle a los CD's para aumentar su precio?
Hicieron tímidos intentos de meterse en el comercio por Internet, hundieron a Napster y nació iTunes, pero de poco ha servido. Y es que la gente, de nuevo, no es tonta, y si ve que un CD en la tienda cuesta 15€, no va a pagar lo mismo por comprar un paquete de 15 canciones en mp3, teniendo en cuenta que se eliminan gastos de distribución y transporte, que es precisamente lo que más encarece los CD's. En definitiva, 1€ por mp3 es un timo muy grande y las redes p2p siguen siendo una competencia imbatible, deshaciéndose con el tiempo de sus puntos débiles, ofreciendo velocidad y archivos de calidad.
Tras 10 años de p2p y con la llegada de las descargas directas en sitios como Rapidshare o Megaupload, la cosa ha llegado a un punto de no retorno, y es que aún quedamos unos pocos nostálgicos que compramos CD's, pero ¿cómo le dices tú a un chaval de 18 años que deje de descargar música gratis y empiece a comprarla? Lleva desde los 8 años haciendo eso y es su modo de adquirir música. No conoce otro método y para él la música ha sido algo gratuito desde que empezó a interesarse por ella.
Para colmo, aquí en España (por no hablar de Francia) se han tomado una serie de medidas absolutamente impopulares y la SGAE, su cúpula directiva y los músicos que han bailado alrededor del asunto, se han fraguado una mala fama y una antipatía sin igual. Así me gusta, haciendo amigos cuando sois los que tenéis todas las de perder, perfecto. El canon se paga, pero han provocado un efecto rebote, legitimando las descargas e incitando a la gente a descargar música sin ningún cargo de conciencia. Y es que a nadie le importa que Alejandro Sanz se queje de que no puede comprarse un yate nuevo porque no vende discos. ¿Cuánto cinismo, no?
A raíz de esto, me da por pensar en la cantidad de artistas que defienden al sistema y a las discográficas y me pregunto ¿no será que algunos de esos artistas son artistas mediocres que no se comerían un colín sin alguien que les componga las canciones, un productor que les haga la música y una discográfica que se gaste una pasta en promoción? ¿no será que algunos de esos artistas son viejas glorias que llevan años sin sacar un disco, viviendo a cuerpo de rey a base de rentas y éxitos pasados, y que les da pereza tener que empezar a ganarse la vida dando conciertos en lugar de vendiendo discos? ¿no será que en el fondo los primeros no valen nada y los segundos han dejado de valer? Señoras y señores, que yo en mi trabajo si no valgo me echan y si dejo de valer, también. Menos victimismos. ¿Por qué la mayoría de grupos que no tienen discográfica o que están en un sello independiente, ven el p2p y las descargas como un método perfecto de promoción para que la gente conozca su música y vaya a sus conciertos? ¿Por qué resulta que bandas consagradas, que siguen haciendo música de calidad y dando buenos conciertos, se atreven a autoeditarse un disco, a regalarlo por Internet y luego cuando lo ponen a la venta en formato físico venden más de un millón de copias? ¿No será que quien vale, vende igual por mucho p2p que haya?
¿No son ustedes músicos? Pues hagan buena música, den buenos conciertos, hagan bien su trabajo y si no, dedíquense a otra cosa y dejen de quejarse.


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