
Ni la voz que a veces me recuerda a Vampire weekend y otras a Sting. Ni las cuerdas y la percusión, que intentan darle cierta épica a los temas. Ni los sintes ochenteros de algunos temas. Ni nada. Poco se puede hacer cuando al final la voz carece de personalidad, los temas carecen de carisma, el disco en conjunto carece de ritmo, melódicamente termina cayendo en la monotonía, el empleo de las cuerdas termina siendo abusivo y cansino, incluso irritante...
Ni siquiera Too too too bad termina de entrarme, por mucho que Virginia Díaz se empeñe en ponerla por la radio.
Ya veremos esta noche, porque Los campesinos!, que en su día me gustaron mucho, me dan un poco de miedo en concierto y en su segundo disco... espero no tener que hacer otra crónica como la que saldrá mañana publicada del concierto de Ladytron del sábado pasado. Cuando la leáis mañana, lo entederéis.
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