
De los tres discos que lleva publicados (más otro junto a Ellen Alien), este es el más electrónico, el menos pop, el más instrumental, y el más cargado de soniditos que decoran las bases de las canciones en todo su recorrido, todo un ejemplo a medio camino entre la IDM (Intelligent Dance Music) y el minimalismo electrónico. Contemporáneo al Vespertine de Björk, me es imposible no hacer ciertos paralelismos, también con lo que en su día hacían y siguen haciendo Mum, que al fin y al cabo fueron la inspiración de Björk para su disco.
Un conjunto de piezas delicadas de electrónica preciosista, elegante y gélida, en el que ningún tema destaca sobre otro, manteniendo una linealidad y un sentido de conjunto perfecto, sin caer por ello en la monotonía.
Para escuchar tumbado con los auriculares puestos y dejarse llevar.
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