
El caso es que seguí confiando en ellos, no en vano, con su segundo disco The understanding, aunque no me gustó tanto como el primero, consiguieron sorprenderme con un ligero cambio en su sonido y con singles realmente buenos. Siguieron haciendo una electrónica curiosa, que bebía de la electrónica del pasado y el presente, dándole una vuelta de tuerca bastante interesante.
Pero Junior... me suena a más de lo mismo, que no sería algo malo de no ser porque el resultado termina siendo un poco monótono. Me esperaba algo más. Aún así, he de reconocer que voy a disfrutar bastante de este disco, por muy manido que esté el sonido y una vez superado el conflicto de espectativas, lo que queda son buenas canciones (y además perfectas como fondo para el estudio).
Se han vuelto a rodear de las voces femeninas más conocidas de escandinavia: en The girl and the robot con Robyn, (que por desgracia nunca escucharé en una pista de baile) muy acorde al estilo de la cantante y que perfectamente podría ser una canción de su próximo disco; Lykke Li en Miss It So Much, completando el tandem sueco que más ha dado que hablar en 2008; dos temas con Karin Dreijer Andersson de The knife, This Must Be It y Tricky Tricky (la más radical y quizás la que más me gusta), con la que repiten después del buen resultado que obtuvieron en What else is there?; y las tres canciones con Anneli Drecker, Vision one, You don't have a clue y True to life, con la que colaboraron también en el primer disco con Sparks.
Quizás siendo su segundo disco y no el tercero, no dejaría ese regustillo amargo. No les pongo un "ni fu ni fa", porque les tengo cierto aprecio, pero casi. A ver qué hacen en el cuarto.
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