Todo esto podríamos englobarlo dentro de la maravillosa New Rave, que fue una tendencia que surgió hace casi ya dos años en Londres (as usual) a partir de la música, revival del ochenterismo más sonrojante,... y que (as usual too) no llegó a España hasta la pasada temporada Otoño/Invierno.
Igual por el nombre os quedáis un poco igual, pero es muy reconocible: sudaderas con capucha de colorines, con estampados de cuadritos, hexágonos y demás formas geométricas, letras enormes con mensajes absurdos, pero sobre todo, lo esencial, color, mucho color, por todas partes, bien contrastados, fluorescentes, que vayas causando ataques epilépticos a cada paso que des. Y mucho checker (cuadritos blancos y negros) que se hartaron de estar en las Vans y han invadido cinturones, corbatas, gorras, pañuelos, sudaderas enteras... ahí todo juntito, por si te recuperas del ataque epiléptico, te espera un Efecto Moiré para rematarte del todo.
Incluso las hay más discretas con los colores, pero ¡qué no falten los cuadros, eh!
La combinación de pañuelo palestino amarillo y negro con la chupa cueroplasticosa azul... no tiene precio.
El caso es que el pasado invierno era prácticamente imposible encontrar algo que no fuera así en las tiendas donde acudimos la mayoría de mortales, así que sin querer o queriéndolo, la sociedad ha terminado siendo fluorescente sí o sí. Lo peor de todo es que parece no parar, como siempre el imperio Inditex se empeñará en mantener tendencias dos o tres años más de lo que debería, cuando en el resto del mundo todas esas tendencias ya esten más que demodé.
Y no, no va a parar... horrorizado cual si de repente en una de mis fantasías apareciera Karmele Marchante, de compras por las rebajas me encontré con que la evolución de tanto colorín ha seguido su irremediable avance hacia los pantalones, y no, no es cosa de las rebajas y que hayan sacado los restos mas horrendos de hace 7 temporadas, no,... lo ponía bien claro en el cartel: "Next Season". Así que nada, para los optimistas que os creéis que el mundo es de colorines, disfrutad del momento, que la calle se va a llenar de gente vestida como si hubieran salido de un videoclip de Parchís o del anuncio de Micolor, con sus pitillos de colores.
Hasta tal punto ha llegado la pasión por el colorín y el flúor, que a las más modernas les ha dado por rescatar las gafas ochenteras de colorines. Si... se me ocurrió un día dejar de ir al pub de siempre y escaparme a Picadilly, que los de Valencia conoceréis por ser la cuna del moderneo del centro de la ciudad, y me encontré con una estampa digna de retratar para la posteridad. Todos con sus gafas de flúor puestas, ¡qué importa que sea de noche!, ¡qué importa que estés en un pub casi a oscuras!, ¡tú con tus gafas de sol puestas, sí señor, chocándote con el personal!
Resulta curioso ver como las modernas, para sentirse diferentes del resto, terminan siendo todas iguales entre sí.
En fin, al menos servirá para que cuando vean las fotos de su juventud dentro de unos años, se mueran de vergüenza, o no... que la moda es cíclica y en 25 años todos calvos y fluorescentes otra vez.
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