
Fui al cine esperando dos horas de diversión, efectos especiales y sobre todo, para descubrir a un personaje que nos habían vendido como políticamente incorrecto (me encantan todo lo que huela a incorrección política). Pero parece ser que tengo un concepto de lo políticamente incorrecto bastante extraño, porque desde luego, el cúmulo de dosis de humor ajenovergonzantes, chabacanas y manidas que hay aguantar en el film, no es precisamente lo que yo entiendo por humor políticamente incorrecto. Lo que en principio esperaba como un personaje ácido, sarcástico e irónico, resultó ser un mequetrefe y un chulo. Sin más.
Ante lo odioso e insoportable que es el protagonista, el resto de la película da un poco lo mismo, la acción tampoco es para tirar cohetes, vista una y mil veces en otras películas del género... peleas, luchas, persecuciones, monstruos, etc. Aunque hay que reconocer que los efectos especiales y el maquillaje están muy cuidados (menos mal, sólo hubiera faltado que encima el trabajo de ordenador hubiera sido un truño), pero claro, a estas alturas de la historia del cine, no basta con meter efectos especiales, hay que, además, sorprender con ellos, cosa que desde Matrix no han vuelto a hacer.
Señor del Toro, a ver cuando vuelves a hacer algo como El laberinto del Fauno. Esperemos que no la cagues con El hobbit.
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