
De ahí surgió El futuro no es de nadie, publicado en 2006, con un primer single Cualquier otra parte, radiado hasta la saciedad en Siglo XXI de Radio3, pegadizo hasta decir basta, todo un tema de electropop melancólico con una letra genial.
Lo cierto es que el disco tampoco es un conjunto de temas destinados a las pistas de baile, porque además de los temas más bailables, como El futuro no es de nadie, La noche espiral o La playa bajo el asfalto; el resto del disco se mueve más entre el rock de Más problemas o Al final de la escapada, y el pop de Cualquier otra parte, Tan lejos de tí, Dicen o la etérea y melancólica Corta el aire, mi preferida. Hablando de rock y pop siempre desde una base electrónica, claro. El disco cierra con Desorden, un inmenso pasaje instrumental con un sutil crescendo de instrumentos (desde que la escuché, tengo una idea para un videoclip de animación con esta canción que he de terminar haciendo algún día), y para terminar, el remix de El futuro no es de nadie, con el que empiezan los conciertos a modo de introducción.
Curiosamente, son los temas más bailables los que tienen unas letras más políticas o reivindicativas. Reivindicaciones manidas y sencillas, con frases cortas y contundentes, directas, que quizás sonrojen a algunos, pero a mi me parecen geniales (que tampoco me los imagino haciendo canción protesta, ni falta que hace).
En definitiva, un disco en el que dejan de lado su faceta más experimental, con un resultado más inmediato o comercial, según quiera verse, y que entra a la primera. A mi me engancharon totalmente.
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