
Como los demás, nos cuenta la historia de la perfecta pareja de homosexuales (Manu y Philippe) que de repente un día se separan porque uno de ellos está empeñado en ser padre y al otro los niños le causan urticaria. Soltero y con el instinto paternal a flor de piel, Manu decide que va a ser padre por el medio que sea: adopción monoparental, donante de semen a parejas de lesbianas, mariliendre medio enamorada como madre de alquiler..., hasta que al final Fina, una inmigrante ilegal argentina que se había cruzado en su vida horas antes de que se separara de su novio, reaparece y se ofrece como madre de alquiler.
Eso es sólo el principio de la historia, y cuando todo parece que no puede enrevesarse más, lo hace. Amores, desamores, reencuentros, bodas, envidias, celos, en una película muy sencilla y muy humana que lo mismo consigue hacerte estallar de risa, que ponerte un nudo en la garganta.
Las actuaciones son más que decentes, destacando sobre todo a Lambert Wilson, que lleva prácticamente el peso de la película interpretando a Manu; a nuestra Pilar López de Ayala, que se encarga de los momentos emocionales más difíciles de la historia, interpretando a Fina; y Pascal Elbe, que interpreta Philippe, un personaje más estereotipado, pero qué más da con lo bueno que está.
Reacciones de familiares y amistades desternillantes, obligadas comparaciones con la situación en España, hermanas enfadadas, amigas envidiosas, madres encantadas, niños curiosos, asistentes sociales resignados, y un sinfín de situaciones y reflexiones en una película de la que no esperaba nada y me llevé mucho.
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