El quinto disco de Love of lesbian, segundo en castellano, llegaba con el listón bien alto de su predecesor, pero un estado de gracia parecía acompañarles, y fueron capaces de sacar un disco aún más inspirado, con un sonido más depurado, un pop preciosista e impecable, y con unas letras perfectas.
Los temas de nuevo se dividen en dos vertientes completamente diferenciadas, los emocionales por un lado, y los descarados y gamberros por otro.
La carga emocional predomina al principio del disco, los cuatro primeros temas: Universos infinitos, La niña imantada, Noches reversibles y Los colores de una sombra; son demasiado intensos como para soportarlos estoicamente si tenemos un mal día, no recomendados para escuchar por la calle en estados de desamor y bajón anímico, porque seguramente te pongas a llorar en el tranvía, y no es plan. Son de esas canciones trascendentes, grandiosas, delicadas, con melodías que se integran a la perfección con las letras, con letras en las que no sobra ni una sola palabra, en las que cada verso podría ser enmarcado, en las que cada estrofa, cada estribillo, te destroza completamente por dentro.
Tras semejante entrada, nos dan un poco de tregua con Un día en el parque, versión libre de A day in the park del Is it fiction? (¿Harán más versiones de sus discos en inglés en próximas entregas?), convertida en una canción acústica y con un sonido más americano. Y tras ella, llegan los temas descarados y surrealistas. Villancico para mi cuñado Fernando es una genialidad, porque es complicado hacer canciones así, no caer en el ridículo, y encima hacer reir; Shiwa podría ser el himno de una comuna hippie, llena de positivismo; y Me amo es... es... es... una canción decicada al espermatozoide que quedó segundo, que lo mismo podría ser una canción decicada a todas esas personas que nos han jodido en la vida, o en definitiva, una canción dedicada a nosotros mismos. Porque yo lo valgo.
Hoy voy a decirlo: ¡cómo me amo!Con Historia de una hache que no quería ser muda volvemos a la faceta emocional, aunque no con la intensidad de los primeros temas; pero de eso ya se encarga La parábola del tonto, una petición desesperada de perdón, de segunda oportunidad, de desmostrar cambios, y de ver que ya no hay solución, que se va. Sin estribillos, sin concesiones y con un crescendo final inmenso.
Y tú ya no puedes hacerme daño.
Soy un ser divino. Ven a adorarme.
¡Qué buena suerte amarme tanto!
Tras el paréntesis emocional y un Momento de reflexión de 40 segundos, volvemos a los temas surrealistas, o más bien sociales, porque Dios por dios es cuatro es un curioso análisis sobre la juventud, los desfases, la religión y el borreguismo; y tras otro Moment de reflexió de 15 segundos, cierran el disco con la versión en catalán de Shiwa.
El único pero serían esos dos momentos de reflexión, que le restan continuidad al final del disco, pero en la era del mp3, es un mal menor de fácil solución.
En definitiva, y usando la palabra mágica, un disco im-pres-cin-di-ble.
escúchalo en spotify
Publicar un comentario:
Borraremos cualquier comentario que se pase de la raya, así que si has venido a tocarnos las narices o a llenar esto de spam, no te va a servir de mucho.