Y es que uno lleva ya tiempo sin actualizar esto, por la pereza, más que otra cosa, pero también porque desde que me han prohibido usar auriculares en el trabajo, mi tiempo para escuchar música nueva se reduce drásticamente.
En fin, que la señora Björk llega el lunes a las tiendas con Volta. A las tiendas oficiales, claro, porque a las no oficiales ya llegó hace poco más de una semana. Y resumiendo todo en una palabra, el disco es agridulce.
Empieza con el single Earth Intruders, con el que todo parecía prometer un disco redondo (¿hay discos con otra forma?) pero no. Tras el tremendo single, porque sigue siendo un tremendo single, viene la correcta Wanderlust con una intro con sonidos de barcos en el puerto bastante innecesaria, aunque sirve para introducir el tono oscuro y meláncolico de la canción. Y seguimos melancólicos y con arreglos orquestales en la primera colaboración con Antony, Dull Flame of Desire, que si, que sólo oir la voz de Antony pone los pelos de punta, y más a duo con Björk, pero ¿era necesario hacer un tema de siete minutos y medio?, termina cansando pudiendo haber sido un buen tema de tono épico y con unos crescendo de percusión que llegan a emocionar, pero se queda a medio camino. Retomamos el ritmo con Innocence, se nota en qué temas han estado metidos los de Timbaland, un tema muy del estilo de la Björk que perdimos hace años en Debut o Post, con indicios de convertirse en un temazo. Llegamos al ecuador del disco y nos topamos con I See Who You Are, con Min Xiao-Fen tocando la pipa (un instrumento chino), que unido a la percusión tranquila del tema, hacen este tema muy "Vespertine", correcto y agradable. Y sin llegar a una sensación dulce, llegan las notas amargas, porque Vertebrae by Vertebrae se hace cansina, quizás sea que carece de estructura alguna, o el sample de 5 o 6 notas de vientos que se repite constantemente con la base de percusión, o esto unido a que dura unos excesivos 5 minutos y medio. Los que casi dura el siguiente tema, Pneumonia, y que continua con el bache del disco, lo siento Björk, pero no me convences en estos dos temas. El disco no termina de recuperarse en Hope, la colaboración más tranquila con Timbaland, con tintes orientales en la percusión y en el arpa. Ya va quedando poco espacio para remontar el vuelo, estando en el noveno corte de diez, y Declare Independence no lo consigue tampoco, por mucho que me recuerde a la increible Pluto de Homogenic, aquí queda un tema demasiado agresivo en medio de la nada y de nuevo con excesiva duración para el tono que tiene, con menos de 3 minutos hubiera bastado. Y terminamos con Antony de nuevo en My Juvenile, sin salir del bache definitivamente, con un tema tranquilo, con el arpa llevando un tema desestructurado, de esos que parecen gustarle a Björk desde Vespertine, que cuesta digerir, más aún dentro del agujero que se abre a partir de la mitad del disco, y ya sin esperanzas de recuperarse.
En definitiva, un disco que se sostiene decente hasta la mitad, para luego ir desinflándose sin remedio. Dijeron en Siglo XXI que este año tocaba destrozar a Björk, por moda más que por otra cosa, pero yo de modas para criticar no entiendo, ni me hacen falta para decirle a la islandesa que su nuevo disco no me emociona.
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