El Martes llovía... el Miércoles diluviaba... el Jueves... ¡Uy! ¡Si ya no llueve! ¡Me voy al cine!

Últimamente, en mi afán de cuidarme a mi mismo, estoy haciendo todas esas cosas que quiero hacer, pero que nunca termino haciendo, porque siempre busco inútilmente con quien hacerlas. Vamos, que estoy pasando del personal y disfrutando de mi mismo, de mi soledad,... parecerá quizás un poco triste, pero ya os digo yo que todo lo contrario.

El caso es que llevaba tiempo queriendo ver esta película, y como la opción era verla el Jueves, o correr el riesgo de esperarme un día más y que el Viernes me la quitaran de cartel,... vamos, que estaba claro. Por suerte, aún sigue una semanita más por lo menos, a las 21:20 (a diario) y a la 1:00 (viernes y sábado) en el Babel, así que si te pica el gusanillo, aún estás a tiempo.

Boy Culture nos cuenta las confesiones de X, un chapero de 25 años, que vive con otros dos amigos, gays también, Andrew, un estupendo negro pasando de la fase moralista a la fase promiscua, y Joey, la jovencita loca que se tira a media ciudad. Confesiones que empiezan cuando X conoce a Gregory, un nuevo cliente, madurito y solitario, que le cuenta una historia de amor que duró 50 años, y que trastoca la inamovible vida emocional de X, haciéndole sentir cosas que jamás ha sentido.

Aparte del típico repaso a los tópicos del mundo gay, Boy culture nos ofrece una serie de reflexiones y diálogos interesantes sobre este mundo y su contínuo vaivén de relaciones, y es que X, aparte de estar buenísimo, tiene la cabecita bastante bien amueblada. Se agradece que una película de temática gay no sea la típica pasarela de locazas y drags, ni la tragedia de un gay que termine suicidándose por su condición, pudiendo tratar los temas de siempre con cierta inteligencia y con toques esporádicos de humor, para que un servidor, el otro gay y su mariliendres, los tres gatos que estábamos en la sala, pudiéramos soltar alguna carcajada de vez en cuando.

En fin ¿quién necesita Brokeback Mountains?...


"Mi querida solución lumínica, desde que te has ido mi calle es gris plomo, las paredes de mi cuarto blanco agrio, y mi jardín varillas de paraguas" (Maga)