Lori Meyers · Cronolánea
Anónimo 14.3.08
Pues obró el milagro... el milagro es que tengo el pelo de color naranja, y yo esto me lo hice para Fallas, no para tener que dar explicaciones en la academia. Así que aquí me hallo, escuchando el último disco de Lori Meyers, en lugar de tomando apuntes de Termodinámica.

Cronolánea abre tan tremendo que casi asusta, y es que Intromisión es una canción tan inmensa que incluso rebosa, con ese comienzo orquestal y esas guitarras que entran de golpe en un crescendo que termina con un pequeño relax para continuar con la canción a ritmo de piano, y guitarras, y bajo, y batería, y voz, la voz de Noni y los coros del resto del grupo... hacia un Magical Mistery Tour en versión granadina.

Estaba muy, pero que muy complicado superar su segundo trabajo Hostal Pimodan, y aunque no lo han conseguido, Cronolánea es un disco más que decente. Un poco menos inspirado en las letras (veo complicado que les vuelva a salir algo tan costumbrista y genial como Sus nuevos zapatos, por poner un ejemplo) y menos ecléctico en lo musical (Hostal Pimodan tenía de todo), pero aún así, con una evolución dentro del sonido del grupo.

Sorprende encontrarse con la voz de Alejandro en los cortes 3, 5 y 11... no sé si será la novedad, pero me sigue gustando más la voz de Noni. En el conjunto de temas, destacan los clásicos cambios de ritmo estrofa-estribillo de La búsqueda del rol; el sonido planetero de El secreto mejor guardado, aunque está claro que la estructura 6x4 no la inventaron Los Planetas en Y además es imposible y aunque El secreto mejor guardado sea un 5x3+6x1 y el estribillo rompa en un 4x4; la suciedad de Alta fidelidad, con unas guitarras y voz graves, y el bajo marcando el ritmo; el crescendo de Luciérnagas y Mariposas, que ya conocíamos a través del MySpace de la banda; el power-pop de Un mundo por delante; o la genialidad del primer single Luces de neón.

El resto de cortes, aunque más mediocres, mantienen el tipo y colaboran al conjunto con el clásico ritmo acústico de Saudade; o el rock de Sin compasión; o el pop de Cúmulo de propósitos; o el marcado ritmo del estribillo de Funcionará; o el crescendo de Transiberiano; o el cierre con Copa para dos.

A pesar de que Viaje de estudios y Hostal Pimodan seguirán ahí y los miraré con nostalgia, Lori Meyers parecen mantenerse en su tercer trabajo.

Ale, y ahora si, hasta el Jueves.

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