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El caso es que no es la primera vez que me encuentro con gente que se dice incapaz de escuchar un disco entero, quizás esta fue la primera vez que lo vi tan patente ante mis ojos, con decenas de discos mutilados y cientos de canciones caídas en el olvido. Todo esto me llevó de nuevo a reflexionar sobre un extraño concepto que cada vez veo más como algo exclusivo de unos cuantos pirados por la música, entre los que me incluyo: el concepto de disco.
Contrariamente a mi amigo, soy prácticamente incapaz de escuchar una selección variada y aleatoria de canciones. Los recopilatorios no los inventaron pensando en mi, precisamente. El modo shuffle, tampoco. Y el iPod shuffle, menos. Y es que entiendo que cuando un artista publica un disco, más allá de un conjunto de canciones, ha creado una obra en la que el orden establecido tiene un sentido, un porqué, una razón, de modo que se crea una evolución sonora tema tras tema, como una gráfica con sus máximos, mínimos, puntos de inflexión, etc. De hecho, comparando discos se puede apreciar fácilmente como muchos contienen la típica canción de apertura, la canción de cierre, y muchos temas que nunca funcionarían como singles, pero que funcionan a la perfección siendo el track B, entre el A y el C. Y no hablo de discos con 3 singles y relleno, no, hablo de canciones que sin prestarse a ser single, son igualmente buenas y realizan su papel a la perfección en un determinado orden dentro del disco.
Es más, a la hora de valorar un disco, ¿qué es verdaderamente valorable? Si sólo se valorasen los singles de un grupo ¿qué sentido tendría seguir basando el mercado musical en álbumes de 10 o 12 canciones cada dos años? ¿No sería mejor que los grupos publicaran singles a medida que los fueran grabando? No lo diré muy alto, por si me escucha la industria. Realmente ese modelo de mercado sería un desastre culturalmente hablando. Y es que, quizás peque de prepotente, pero ¿no es relativamente sencillo fabricar un single que funcione comercialmente? Yo creo que sí, y más para un productor medianamente experimentado que sabe qué teclas hay que tocar y cuáles no, para hacer que el público en masa se vuelva loco con una canción. Al fin y al cabo, así es como funciona la industria musical, tanto las multinacionales como la mayoría de sellos independientes, no voy a descubrir América a estas alturas.
Con ese modelo de mercado, el panorama musical se llenaría de one-hit-wonders, que una cosa es que existan (y que nos divirtamos con sus temazos), y otra que el mercado se base exclusivamente en eso. Al fin y al cabo, volviendo a lo realmente valorable, el mérito en la música (como en cualquier arte) está en ser creativo, en componer buenas canciones, no una, ni dos, sino las suficientes para un disco, o más, y en darle sentido al conjunto, con una buena selección y un orden adecuado de temas. Para mi, eso es lo que marca la diferencia entre un artista u otro, el hecho de escuchar un disco de principio a fin y notar que se han cuidado los detalles en el orden de las canciones, o que directamente los temas se han compuesto desde el principio teniendo en cuenta el conjunto.
Y ahora seguid escuchando la música como os dé la gana, que yo haré lo propio.
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