
Las escenas míticas de la primera, aquí se pierden y quedan reducidas a las breves apariciones de McNamara cuando conoce a Riza, en la escena de la fotonovela gore siendo taladrado, o en la actuación con Pedro cantando el Suck it to me; y sus frases, que incluso llegan a parecer completamente improvisadas ("lo sencillo nunca fue moderno, lo moderno siempre es futurista, el futurismo siempre es glitter"). Totalmente genial.
Y mira que ingredientes no faltan: grupos de la movida, una fan que es violada continuamente por su padre, cambios de identidad previa cirugía estética, una ex-emperatriz malvada que pretende seducir a Riza, terroristas islamistas que quieren secuestrarle, traumas sexuales freudianos, etc. Pero al juntarlos todos resulta un pastiche típico de una película de enredo demasiado enredada y deshilachada, con un despropósito de guión. Eso sí, hace honor a su título, es todo un laberinto de pasiones.
Al menos no se hace aburrida entre tanta trama y tanto giro de guión, y sirve para ver los primeros pinitos de Antonio Banderas, a Imanol Arias en un papel en el que hoy en día no imaginaríamos, o a Cecilia Roth sin su acento argentino. Pero poco más.
Publicar un comentario:
Borraremos cualquier comentario que se pase de la raya, así que si has venido a tocarnos las narices o a llenar esto de spam, no te va a servir de mucho.