Bueno, llegados a este punto de Michael Haneke solo puedo decir: kill me, camión, pero ya! Hombre, yo puedo entender el rollo conceptual de este señor, puedo entender que sea más raro que un perro verde y que le encante hacer sufrir a la peña, pero es que esta película ya me mata mucho.

Resulta que está basada en una novela de Franz Kafka del mismo nombre. Concretamente en una novela inconclusa.

La trama viene a ser que en un pueblo remoto hacen llamar a un agrimensor (alguien que se dedica a distribuir las tierras... rollo urbanista pero con campos). Cuando llega allí resulta que en el castillo nadie le necesita y todo el pueblo empieza a odiarle porque sí, básicamente... Se lía con una camarera, acepta un trabajo de bedel que tampoco es necesario, tiene broncas con sus ayudantes... todo por intentar llegar a hablar con el castillo y entender algo. Pues cuando está hablando con uno que se supone que le va a ayudar, meeeeeeck, se acaba la peli porque no hay más libro. Y a casa que llueve.

Que, mira, que 125 minutos de un ritmo lento, espeso y con puntos absurdos que a veces lo hacen hasta difícil de seguir (recordemos que es Kafka) para que encima acabe como acaba... pues me matas, de verdad. Nada, que sí, que la obra tendrá un montón de lecturas y criticas a la burocracia y todo lo que quieras, pero tirarte ese rato viendo esto me dejó con ganas de buscar al señor y darle de leches.

Pero bueno, que gustos son colores. Ahora, no repito ni jartovino, por estas.