Planteada desde el final como un flashback, son constantes las referencias a otros directores como Tarantino o Woddy Allen, y al mundo del cine en general. En todo momento la película se presenta como el rodaje de la misma película, contándonos a la vez historia y rodaje de un modo muy original, con paradas en mitad de las escenas, donde los propios actores y protagonistas de la verdadera historia hablan sobre el rodaje, sobre si esta escena es larga, corta, si quedaría mejor esto o aquello, deambulando por los decorados y mezclando en todo momento realidad y ficción con una naturalidad que al principio se hace un poco extraña, pero que, una vez le coges el truco, se hace completamente disfrutable.
Con un triángulo amoroso, dos parejas y los típicos problemas de siempre en las relaciones, Cesc Gay consigue hacer una magnífica película, que de no ser por lo experimental de su planteamiento quizás sería una comedia romántica más, consiguiendo una combinación perfecta entre lo universal y sencillo de la historia planteada, y lo complejo de la manera de contar la historia.
La dirección de actores es realmente buena, con unas actuaciones premeditadamente sobreactuadas, o esa impresión me dio a mi, para darle ese aire de artificialidad e hiperrealidad a la historia contada a través del rodaje, y reforzar la credibilidad y naturalidad en las escenas en las que los actores hablan en la realidad verdadera.
Y si además tiene algunos diálogos geniales y te saca una carcajada de vez en cuando... ¿qué más puedes pedir?
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