Bueno, pues vayamos con algo más distendido y más marica. Porque, seamos sinceros, todo lo que toque Barbra Streisand siempre es más marica. En este caso esta peliculilla de enredos que, si bien no te va a suponer la ascensión mística, seguro que al menos te mantiene entretenido un rato.
La historia viene a ser que un doctor en piedrología (no me preguntes cómo se dice en realidad) comete el error de conocer por casualidad a nuestra Barbra, una chica rara sin pelos en la lengua ni verguenza de ningún tipo. Pues allá que se va ella a hacer lo posible por conquistarle. Mientras ocurren todo tipo de confusiones entre nuestros protagonistas y unos ladrones de joyas y unos espías... porque se ve que todos compraron maletas a cuadros de oferta y no hay quien se aclare con cual es la suya.
Bueno, pues para acabar de armarla, tenemos una de las escenas de persecuciones más rememoradas de la historia del cine (y si no se inventó aquí cualquiera lo diría), con multitud de medios de transporte, disfraces, escaleras en mitad de la calle, mujeres llevando cochecitos de bebé, cristaleros atravesando la calle con cristales enormes y hasta la celebración del año nuevo chino con dragón incluido. Por supuesto todo ello en las serpenteantes y nada uniformes calles de San Francisco (dónde si no, mariflagüer?).
Pues eso, que tiene su punto para pasar el rato y echarte alguna risilla y tal, pero tampoco es la releche que te mueres. Eso sí, solo por ver al maravilloso chulazo de Ryan O'Neal (al cual, aunque la foto esa no haga justicia, quizá recuerden de películas como Love Story o Barry Lyndon... o, mira por donde, de ser ex de la Señorita Fawcett) la verdad es que ya vale la pena (arf!).
La historia viene a ser que un doctor en piedrología (no me preguntes cómo se dice en realidad) comete el error de conocer por casualidad a nuestra Barbra, una chica rara sin pelos en la lengua ni verguenza de ningún tipo. Pues allá que se va ella a hacer lo posible por conquistarle. Mientras ocurren todo tipo de confusiones entre nuestros protagonistas y unos ladrones de joyas y unos espías... porque se ve que todos compraron maletas a cuadros de oferta y no hay quien se aclare con cual es la suya.
Bueno, pues para acabar de armarla, tenemos una de las escenas de persecuciones más rememoradas de la historia del cine (y si no se inventó aquí cualquiera lo diría), con multitud de medios de transporte, disfraces, escaleras en mitad de la calle, mujeres llevando cochecitos de bebé, cristaleros atravesando la calle con cristales enormes y hasta la celebración del año nuevo chino con dragón incluido. Por supuesto todo ello en las serpenteantes y nada uniformes calles de San Francisco (dónde si no, mariflagüer?).
Pues eso, que tiene su punto para pasar el rato y echarte alguna risilla y tal, pero tampoco es la releche que te mueres. Eso sí, solo por ver al maravilloso chulazo de Ryan O'Neal (al cual, aunque la foto esa no haga justicia, quizá recuerden de películas como Love Story o Barry Lyndon... o, mira por donde, de ser ex de la Señorita Fawcett) la verdad es que ya vale la pena (arf!).
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