Bien. Cuando supe que Tarantino estaba haciendo una película sobre los nazis y la Segunda Guerra Mundial, mis expectativas salieron disparadas como un cohete, y quizás por eso me he llevado una pequeña decepción.
Lo más extraño de esta película es que, llamándose Malditos Bastardos y tratando supuestamente sobre las andanzas de un grupo de americanos cazadores de nazis, es en el fondo la película de la venganza de una judía, Shosanna, contra los nazis que mataron a su familia y en concreto contra el Coronel Hans Landa, un sádico cazador de judíos interpretado por un Christoph Waltz impecable y que se convierte en el hilo conductor de toda la trama.
Por desgracia, Brad Pitt y su séquito de siete bastardos se quedan un tanto desdibujados y reducidos a un complemento de la historia principal, cuando con ellos Tarantino podría haber dado rienda suelta a su faceta más gamberra con unos personajes un tanto desaprovechados y un en exceso caricaturizado Brad Pitt. Y por desgracia, en una especie de intento inconsciente de no querer hacer un Kill Bill a la alemana, termina cayendo en sus propios clichés al presentar a los bastardos, pero de una manera un tanto descafeinada. Que digo yo, Tarantino, ya que te pones a presentarnos a la versión masculina de La Bella Fuerza 5, ¿no hubiera sido mejor dejarte llevar del todo y dar rienda suelta a tu faceta más salvajemente pop?
A pesar de todo, la película es entretenida. No nos engañemos, es Tarantino, y haga lo que haga, sabe darle ese toque personal. Hay capítulos, hay recreación en la violencia, hay diálogos geniales, escenas donde sabe mantener la tensión magistralmente y otras donde es imposible no soltar una carcajada. Y aunque Mélanie Laurent (Shosanna) no tenga el carisma de Uma Thurman, consigue comerse la pantalla en algún que otro plano.
No será recordada con la obra maestra de Tarantino, pero no defrauda. ¡Ah! Y hay que verla en V.O.S., porque no me quiero ni imaginar cómo habrán doblado las partes en francés, inglés y alemán, lo tremendamente horrible que habrá quedado la escena del encuentro con Bridget von Hammersmark (Diane Kruger), o el acento sureñísimo de Aldo Raine (Brad Pitt).
Nein, nein, nein!
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