La verdad es que la música cambia mucho en función de cómo te acerques a ella y la utilidad que pretendas darle. El tercer (y el primero, y el segundo) disco de Kings of convenience es (son) un claro ejemplo de que no es necesario estar en la vanguardia sonora para deleitar y servir perfectamente para un determinado propósito.
Con Kings of convenience me pasa tres cuartos de lo mismo que me pasa con Air, están ahí porque de vez en cuando necesito escuchar algo agradable y relajante, y poco importa que a estas alturas repitan fórmula y saquen una colección de temas nuevos, perfectamente intercambiables por cualquiera de los temas de sus anteriores discos. No inventan nada, pero lo que hacen sólo lo hacen ellos.
Nada importa cuando suenan las primeras notas de Boat behind o Peacetime Resistance y todos los problemas se diluyen y se olvidan. Nada importa cuando le das al play y una nueva colección de folk y bossa, guitarras y otras cuerdas, se unen en un magnífico conjunto pensado simplemente para disfrutar.
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