Bueno, pues hay que ser justos. Así como El ataque de los tomates asesinos ya te dije que era lo peor de este mundo, debo decir también que esta segunda parte tiene su gracia. A ver, está claro que no es el peliculón de la vida; es igualmente cutre y tiene algunas cosas que déjalas correr, pero tiene puntos bastante graciosos. Sigue teniendo ese rollo Agárralo como puedas pero esta vez funciona (al menos en parte).
Viene a ser, lógicamente, la continuación de la anterior unos años después. Ahora uno de los (penosísimos) salvadores de la Guerra del Tomate tiene una pizzería (donde usan mermelada de fresa en lugar de tomate, claro está) y su sobrino y George Cloony (de muy joven) atienden a la clientela. Pues resulta que un científico consigue volver a mutar a los tomates... esta vez en personas y según la música que les pongas (sencillez ante todo).
De lo mejor de la peli, el tema de la publicidad (por cierto) o lo de la música y las personas que salen. Tampoco es para mearse pero bueno...
En fin, el caso es que sí que se deja ver. Cutrerío y chistes fáciles y muy malos muchas veces pero entretiene y te puedes reir (un poco al menos).
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