Entre tinieblas · Pedro Almodóvar
Anónimo 19.12.08
En los primeros minutos de la película parecía que Almodóvar se ponía más serio. Una mujer huye de su piso después de que su novio se muera de sobredosis. El ritmo es lento. El ambiente es decadente, pero sin el punto de vista humorístico de sus dos anteriores películas. Pero de seriedad nada. Al poco rato, Yolanda, la protagonista interpretada por una anodina, poco carismática y peor actriz Cristina Pascual, llega al convento de las Redentoras Humilladas, y empieza el despiporre.

El panorama es absolutamente brutal: cuatro monjas, un cura y la madre superiora. Sor Estiercol, la monja enganchada al ácido; Sor Rata de callejón, la monja escritora de novelas eróticas; Sor Perdida, maniática de la limpieza y con un tigre en el jardín; Sor Víbora, costurera, diseñadora de moda para las virgenes y enamorada del cura; y la Madre superiora, politoxicómana, camella y boyera. Menuda tropa.

Todo esto en un comunidad que recoge a asesinas, drogadictas y putas de la calle, para que se rediman con la humillación y el sufrimiento, o el sadomasoquismo, más bien; y en el que veneran a las grandes pecadoras de la historia.

Es un placer ver junta a tanta actriz importante, a tanta chica Almodóvar, a la genial Carmen Maura, a una jovencísima Marisa Paredes, a la siempre divertida Chus Lampreave, y a Julieta Serrano, la siempre injustamente olvidada chica Almodóvar. Ante el peso de semejante cuarteto de actrices, el personaje de Yolanda pierde pronto todo interés, sirviendo como mera excusa para ir desarrollando los demás personajes e ir avanzando en la historia.

Lo cierto es que, a pesar del planteamiento tan surrealista, la seriedad percibida al principio se mantiene, siendo una película mucho más sosegada que sus predecesoras, con un ritmo más lento, más cuidada en los planos. Almodóvar sigue con sus geniales ideas estrambóticas, pero desde un punto de vista menos alocado y frenético, más dramático, sobre todo con el final, tan frío y casi desgarrador. Y a pesar del ritmo lento de la película, que en ocasiones resulta un tanto tedioso, sigue regalándonos diálogos y escenas geniales, como la de la "Sábana santa - toallita desmaquilladora", o casi todos los diálogos con Chus Lampreave.

Quizás no sea recordada como una de sus principales películas, pero por su planteamiento, por su idea principal, por su teatralidad al mantener practicamente una única localización, y porque es su primera película coral de mujeres, precursora de lo que haría después en Mujeres al borde de un ataque de nervios, merece la pena verla.

P.D.: La semana pasada, debido a mis percances informáticos, no hubo ciclo, pero intentaré ponerme al día la semana que viene, así que permaneced atentos a vuestros monitores, porque antes de viernes publicaré el comentario sobre ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, y ya el viernes seguiremos como estaba previsto con Matador.

Comentarios (5)

Anónimo dijo...
Pues efectivamente, bajo mi punto de vista, esta peli supone una recuperación de la línea ascendente después del bajonazo de "Laberinto de pasiones"... Es muy interesante que la consideres precursora de "Mujeres..." por lo de película coral de historias femeninas, nunca lo había pensado...

Y lo cierto es que si ahora puede parecernos un planteamiento bastante chocante y transgresor, imaginaos lo que pudo suponer en el año 1983, sólo dos añitos después del golpe de estado... A mí me sigue fascinando, lo que más, los estupendos nombres de las monjas, en especial Sor Rata de callejón y Sor Víbora. Es raro, sin embargo, que con lo aficionado que es Almodóvar a los juegos de nombres, no aprovechara para crear una Sor Bete, o Sor Presa, al igual que hizo con Eva Siva o Patty Diphusa.
Mocho dijo...
¿Jovencísima Marisa Paredes?
Menos vieja, dirás.
Que empezó en los Estudio 1 de TVE. podió.
Nunca he podido con esa tía ni con sus sobreactuaciones y sus pretensiones de divismo patético. Menos mal que en Entre Tinieblas sale muy poco.

Ah, hay que mencionar a Mary Carrillo, estupendísima.

Como comentario de la abuela mocho, decir que Entre Tinieblas tuvo en los 90 una versión teatral que no estuvo nada mal.
Anónimo dijo...
HLJ, los nombres de las monjas son geniales. Me acuerdo cuando la vi por primera vez, que un amigo y yo empezamos a desvariar, que si Sor Presa: la monja contenida, Sor Tija: la monja pija, Sor Prendida: la monja en llamas, Sor Teo: la monja con suerte,...

Mocho, bueno, ya sé que Marisa Paredes es mas viejuna que Altamira, pero a ver, comparado con ahora, estaba jovencísima. En entre tinieblas está contenida en su divinismo, a mi es que, al contrario que a ti, esta mujer me encanta, con sus aires de grandeza, viejuna perdida, como resistiéndose a morir.

Mary Carrillo de marquesa está genial, me encantan la trama entre ella y la madre superiora.
Sr_Skyzos dijo...
Es trágica a más no poder, ya se apunta el melodrama que lleva dentro y que explota en "La ley del deseo".

Y cualquier escena de la filmografía de Almodóvar en la que salga Chus Lampreave es antológica. Me estoy acordando de cuando le pone nombre al lagarto de "Qué he hecho yo para merecer ésto"... o que lleve de politono en el móvil el diálogo de los pimientos de "La flor de mi secreto". Ya, es ser muy freaky.
coxis dijo...
¡yo también fui a verla al teatro!

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