Siguiendo con el especial encontramos esta película. Cuando era pequeño era película de mayores, pero cuando crecí, como va a ser que las tías para más que tomar un café va a ser que no, pues no se me había ni ocurrido. Pues bien. La he visto y me ha gustado. Bastante menos simplona de lo que esperaba... que tampoco sé muy bien lo que esperaba, pero bueno.
Trata sobre la relación entre una galerista de arte y un hombre de Wall Street. Una relación como muy apasionada y sexual donde, además, se crean (o compilan, que uno nunca sabe) casi todos los tópicos de sexo y sensualidad que recuerdo (al menos en el mundo hetero): con comida, con los ojos tapados, bajo un chorro de agua, en un lugar público, dominación, vestirla a ella de hombre, sábanas de seda, fustas... y, claro está, el striptease con Joe Cocker.
Pero lo realmente importante de la película es, más que el argumento, cómo está contada. Los diálogos son prácticamente prescindibles y son imagen y estética los que cuentan las cosas. Podríamos decir que es una película más de disfrutar del camino que de seguir la trama punto por punto. Y ahí está la gracia, que se disfruta.
De todas formas hay que decir que historia tiene y que el final queda un poco abierto. No en el sentido de que no sabes qué pasa si no de que tienes que componerte tú lo que ha pasado por la cabeza de los protagonistas... que ya te digo que texto poco y no demasiado importante en realidad.
Pero como a mí me encanta hacerme pajas mentales y todo el rollo estético, pues muy bien.
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