El argumento es bien conocido: en el Berlin de los años 30, mientras el nazismo va subiendo escalones poco a poco, aterriza el inglés Bryan Roberts (Michael York) en una pensión donde vive Sally Bowls (Liza Minelli), cantante americana del Kit Kat Club. Allí, donde canta y ameniza las noches el Maestro de Ceremonias (Joel Grey), conocen primero a Firtz Wendel (que pronto se enamorará de la judía Natalia Landauer) y después al noble Maximiliam (Helmut Griem), con quien ambos, Sally y Bryan, comenzarán un extraño triángulo amoroso.
Uno de los que me parecen más grandes aciertos de la película es la forma en que están intercalados los números musicales. Todos ellos (o casi) transcurren en el mismo Kit Kat Club como actuaciones cotidianas del local. La diferencia es que aparecen en la película en el momento preciso para informar al espectador de alguna característica o sentimiento del personaje, una relación o situación. Éstas aportan además un humor ácido y bastante negro a veces por el salto que se da entre la situación real y lo lúdico de la actuación. Además, hay que reconocer que tanto la composición fotográfica como secuencial y las coreografías (del propio Bob Fosse, por supuesto) están cuidadosamente trabajadas y dan mucha riqueza visual a la película.
Sobre la pregunta de qué fue antes, si la peli o el musical (de teatro), antes fue el musical. De hecho, al hacer la versión para el cine, se quitaron canciones y se transformaron algunas cosas. Una de las más importantes en cierto modo es la de la sexualidad de los personajes. Aunque queda clara la homosexualidad de Bryan y bisexualidad de Maximiliam, en la película queda un poco más difuso. Si la vemos doblada, la cosa va bastante a más. En una de las escenas finales donde Sally y Bryan discuten sobre Maxiliam, ocurre esto (doblaje vs. V.O.)
Sally: Él me ama. (He loves me)
Bryan: Sí, pero a mi también me ama (But he fucks me)
En definitiva una película más que recomendable (muy premiada además, 8 Oscars; arrancando más de uno a la otra gran película de ese año, El Padrino) y el papel más emblemático de Liza Minelli (porque, sinceramente, el resto de su filmografía, por muy considerada que esté, me parece bastante menos interesante). Como muestra, la apertura (siento el pequeño corte a mitad, pero, por increíble que parezca, no encontré otro vídeo completo).
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